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Campus de paz es un proyecto pionero dedicado al desarrollo emocional de niños, jóvenes y familias afectadas por el terrorismo.
Es una iniciativa de la Fundación Víctimas del Terrorismo y la Universidad Camilo José Cela para que, desde la Inteligencia Emocional, estas familias sean capaces de reajustarse emocionalmente e incorporar en su vida la coherencia entre sentirse bien, actuar justamente y ser felices. Las personas afectadas por acciones de terrorismo intentan día a día recomponer el desconcierto de sus vidas y el derrumbe de sus mundos, pretendiendo dar sentido a su propia existencia sin la presencia del ser desaparecido y tratando de comprender lo incomprensible.
Tenemos el propósito de ayudar al desarrollo emocional de niños, jóvenes y familias afectadas por el terrorismo.
El 86% de los menores posee una comprensión emocional adecuada, al terminar el programa.
Testimoniales anónimos:
“He aprendido a empatizar con otras personas y así sentirme mucho mejor”“He aprendido a controlar mis emociones y definirlas bien cuando hablo”“He aprendido a valorarme más y comprender que si me lo propongo puedo conseguir muchas cosas”
“He aprendido a empatizar con otras personas y así sentirme mucho mejor”
“He aprendido a controlar mis emociones y definirlas bien cuando hablo”
“He aprendido a valorarme más y comprender que si me lo propongo puedo conseguir muchas cosas”
Entidades colaboradoras:
El cometido principal del Campus de Paz es abordar la gestión emocional en los menores incorporando la atención integral a padres y/o tutores mediante un Programa de Inteligencia Emocional (IE).
Testimoniales de madres y/o padres de menores asistentes al programa
Está definido en dos grupos de trabajo, adultos y menores, aunque trabajamos con ellos de forma paralela adaptando contenidos y objetivos a las particularidades de cada uno de ellos.
Los diferentes talleres se han estructurado según las cuatro habilidades básicas desde las que trabajamos la Inteligencia Emocional (Reconocer, Expresar, Comprender y Regular) y desde diferentes espacios educativos (Naturaleza, Social, Deporte, Música, Creatividad…). En cada uno de estos espacios, se les facilitan a niños y jóvenes las herramientas necesarias para poder gestionar adecuadamente sus emociones en los diferentes momentos y circunstancias de sus vidas y siempre desde la perspectiva del ocio y del juego.
GRUPOS
GRUPO-NIVEL
PROGRAMA
Para evaluar la Inteligencia Emocional de los menores al inicio y final del programa de Campus se ha utilizado el instrumento auto-informe TMMS-24 (Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos, 2004; adaptación del TMMS-48 desarrollado por Mayer y Salovey en 1990).
Se muestra la evolución de los participantes en el proyecto en torno a: la atención a los sentimientos, claridad emocional y reparación de las emociones.
Las conclusiones son las siguientes:
Atención a los sentimientos, entendida como el grado en que las personas creen prestar atención a sus emociones y sentimientos. La mejoría en la atención emocional de los participantes es notable.
Claridad emocional o cómo las personas creen percibir sus emociones. El 86% de los menores posee una comprensión emocional adecuada, al terminar el programa.
Reparación de las emociones, definida como la creencia del sujeto en su capacidad para interrumpir y regular estados emocionales adecuadamente.
“el 93% de los menores posee una buena regulación emocional y que de este 93%, el 43% lo hace de forma excelente”
La formación de los adultos ha sido igualmente experiencial, dinámica y participativa.
Las diferentes sesiones y talleres de Inteligencia Emocional en adultos se han constituido siguiendo la estructura del modelo teórico de Mayer y Salovey (1997) donde se define la Inteligencia Emocional a partir de cuatro habilidades básicas: a) Percepción de emociones; b) Facilitación emocional; c) Comprensión emocional y d) Regulación emocional; que es la línea de trabajo seguida para la elaboración de actividad formativa.
Cada vez son más los ámbitos de aplicación en los que se llevan a cabo distintos programas de intervención para aumentar la inteligencia emocional en el deporte, administraciones educativas, servicios sanitarios y sociales, relaciones humanas, incluso en la empresa. Por todo ello, es por lo que se hace más necesario, aún, ofertar una formación específica de profesionales capacitados para llevar a cabo dicha implantación a los distintos colectivos o entornos que lo puedan demandar y/o susceptibles de necesitarlo.
Establecer programas de intervención emocional en diferentes contextos educativos se ha convertido en una tarea necesaria en la actualidad si queremos proporcionar una educación de calidad y ofrecer una acción formativa verdaderamente integral y completa. Cada vez son más los docentes, pedagogos y psicólogos que no solo consideran primordial el dominio de estas habilidades para el desarrollo evolutivo y socio-emocional de los alumnos, sino como formación indispensable para el bienestar emocional de toda la comunidad educativa de diferentes centros de enseñanza y contextos educativos.